Volar

Volar es un sueño.  Volar en avión.  Volar por el aire.  Volar con la imaginación.  Volar con todos los sentidos.  Volar para hacer realidad un sueño e iniciar mucho más que un viaje.  Volar…

Volar – Rumbeando por Ahí

Esta imagen no es sólo lo que se pude ver.  Es mucho más que la acción de volar.

El ala del avión que me trajo a Colombia.  El cielo que es igual en Argentina como en el resto del mundo lo descubro volando.  Busco mi mirada colgada en alguna nube.

Tantas veces, tantos días, tanto tiempo mirando el cielo.  Tanto tiempo dejando volar la imaginación, soñándome en una situación como la que me tuvo de protagonista el día en que me senté en el asiento 28 H de aquel avión argentino.

El siete de agosto de 2015 inicié un viaje que me trajo a uno de los países que más he soñado a lo largo de mi vida.  Aquel día, tras volar unas seis horas aterrizaba en el aeropuerto de El Dorado, en Bogotá, Colombia.

Luego de una demora de veinticinco minutos nos pidieron ajustar nuestros cinturones.  Por fin comenzaríamos a volar.

Se encendieron las turbinas.  En mi pecho el repiqueteo del “tan tan” interior, que suelo decir que me mueve e incentiva a querer viajar por cuanto rinconcito tenga el mundo, golpeaba fuerte en mi pecho.

Mi recuerdo de la última vez que me subí a un avión era muy vago.  Tengo miedo!?  Me pregunté.  No, miedo no, estaba excitado sí.  Emocionado porque tras muchos años volvería a volar en un avión.  Pero más que el vuelo en sí, cuando el avión despegó y comenzó a volar atravesando las primeras nubes supe que por fin estaba viajando.  Porque si bien el viaje había comenzado el día que lo soñé.  No fue hasta el momento en que sentí que no había vuelta atrás y el suelo se comenzó a alejar como yo me alejaba de Argentina que me sentí en viaje.

En ese momento sonreí y me dije: “estoy viajando, estoy rumbeando por ahí”  Otra vez!!!